Acerca del proyecto

Con un formato similar al de un juego televisivo, Valeria Schwarz y Raúl Ortiz proponen una dinámica lúdica en el Campo de la Cebada. Los participantes se mueven a través del tablero gigante de [¿Quien quiere ser mandatario?] y sus casillas temáticas. A lo largo del juego van tomando decisiones que definen con humor el perfil del concursante. Estas elecciones atraerán o alejarán al público. El ganador es quien llega a sumar más seguidores convirtiéndose así en mandatario.


¿Quién le teme a la crisis?
Intervención en forma de quiz show [¿Quién quiere ser mandatario?] documentado a través de vídeo y subido a la red.



Con el proyecto ¿Quién le teme a la crisis? Valeria Schwarz recurre a la cultura popular para poner de relieve la espectacularización de los debates contemporáneos y cómo la legitimación de ciertas políticas se convierte con frecuencia en una cuestión de azar. La televisión y su dinámica de preguntas y respuestas se han convertido en un lugar común en la cultura popular contemporánea. Los quiz shows o juegos televisivos tienen como objetivo entretener y actuar como elemento pedagógico sobre el público, premiando a aquella persona que más arriesga. Por otra parte, estos concursos refuerzan no sólo la idea de que sólo los ganadores tienen derecho a acceder al dinero, sino de que este hecho es una cuestión de azar. Los tiempos de crisis están asociados a la inestabilidad y a la perspectiva de cambio. Asistimos a un espectáculo mediático en el cual la prensa augura lo peor y los gobernantes disfrazan la realidad, haciéndonos creer que todo está en orden. La decisión de trasladar una dinámica de juego y espectáculo al espacio público para reflexionar acerca de la crisis y presentarla como alternativa para la discusión de temas actuales responde a diversas razones. Por un lado, vivimos inmersos en el espectáculo y todo acto en el espacio público se convierte en una escenificación. 

Con el proyecto ¿Quién le teme a la crisis? pretende llevar esta situación hasta el borde del absurdo, explorando los límites entre arte, espectáculo y participación ciudadana. Por otro lado, un juego genera identificaciones, personas que simpatizan con el vencedor. Pero, ¿cuál es el parámetro que usamos socialmente para determinar quién es un ganador? El programa [¿Quién quiere ser mandatario?] pone de relieve los criterios que convierten a un participante en un ganador, cuando el dinero no está en juego.

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